lunes, 26 de febrero de 2007

Las medallas no se comen

Ya pueden ser rojas o amarillas, grandes o pequeñas, redondas o cuadradas...

Una vez muerto no sirven para nada.

Con el orgullo de la familia no se come, con el dinero por la muerte, sí.

1 comentario:

ÓsQar dijo...

Hacer honor a los muertos nunca ha servido de nada a los propios muertos: sólo sirve de consuelo a sus herederos. Si tenemos en cuenta que estos herederos son potenciales votantes, ya tenemos carnaza sobre la que los políticos se lanzarán como buitres.